miércoles, 7 de abril de 2010

Picasso en la ciudad

El 29 de enero del año pasado, en conmemoración de los años y años que lleva de existencia la ciudad, el gobierno trajo a estas tierras una colección (anunciada con bombo y platillo) del español y pintor Picasso, se expuso su obra de 67 pinturas en el Olimpo, digno de su resguardo. Entusiasmada visité la exposición y tristemente no era lo que yo esperaba, era una colección de sus principios (su época rosa y azul), así que no valió la pena tanto registro en mi bolsa y el pase por el detector de metales para ver una colección que quizá a alguien le interese pero en mi caso es todo lo contrario.

Sin embargo en lo más profundo del Olimpo, allá donde cerca del cuarto de mantenimiento, había una exposición de los carteles de las películas de antaño, misma con las que crecí gracias al gusto de mi padre por esta época, y entonces recordé mi niñez con las puntadas de “Resortes”, “Tintan”, “Cantinflas” conocido también como “El Mimo” y el “Cómico de la Gabardina”, Antonio Espino “Clavillazo” con su típico nnnoo maas y esos cuerpazos de las mujeres de la época como Miroslava a quienes admiraba no sólo en lo físico sino también por la intensidad su actuación sin olvidar a mi amiga Vitola con sus gestos entrañables Canadiense de nacimiento pero hizo de México su segunda patria y hablo en pasado puesto que ya hace generaciones que se adelantaron, en fin, lástima que no tengan esos recuerdos un lugar especial dentro del “majestuoso Olimpo” sino que nos demos cuenta de que se exponen, al ir a dejar a paquetería nuestras pertenencias que no van con la visita al gran Picasso.



Tintan y Vitola
Miroslava
Cantinflas


1 comentario:

  1. A mi tampoco me agradó la exposición de Pablo Picasso, de hecho, no es por mucho un pintor de mi devoción. Había mucha gente en la galería del olimpo cuando fui a visitar las muestras del aludido, no dudo que gran parte de ellos eran conocedores de sus trazos y de su estilo; no obstante, considero que un importante número de observadores acudieron atraídos por el peso del nombre del autor, sin tener la menor noción de lo que expresan sus pinturas; este núcleo de la sociedad al cual me refiero mostraban facha de satisfacción visual y estética sin estar en verdad convencidos de ello. Me gustaría saber si tendría el mismo efecto en la gente si en cualquier esquina de mala muerte se exponen las mismas pinturas bajo el nombre de Juan de los Palotes, ¿cuál sería el resultado?

    Me dio mucha satisfacción descubrir la exposición oculta de los carteles. Mi alegría se perdió entre la tristeza que me invadió cuando me dí cuenta de la ausencia de asistentes y del marginado lugar que tenían estos carteles, ya que, a pesar de que no sean obras de arte en sí, es inaudito que se soslaye el valor cultural, artístico e histórico que su esencia conlleva.

    Estoy de acuerdo en que se le nombre época de oro del cine mexicano, porque en realidad la calidad de las tramas, directores, fotografía, actores y demás tiene el valor y el peso específico de este metal.

    No cabe duda que lo más destacado de esta época es la increíble pero real y natural belleza de aquellas mujeres y actrices en toda la extensión del vocablo. Por fortuna para la gente que, como yo, no estuvimos para respirar en esos años. podemos gozar de este tiempo al contemplar el vasto legado cinematográfico que es tesoro nacional.

    No esperé que este post sea dedicado a la mejor gloria del cine mexicano, qué bueno que se le de un rincón a algo que se merece todo un universo.

    Sin utilizar un universo de palabras te he dicho todo. Sol

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